lunes, 19 de agosto de 2024

Tus microtraumas


 

    Tras el éxito de Una mente con mucho cuerpo, la psiquiatra y divulgadora Rosa Molina

(Instagram @dr.rosamolina) nos ofrece su nuevo libro, Tus microtraumas, una guía para identificar y curar las heridas emocionales que forman parte de nuestra vida cotidiana.

    La doctora Rosa Molina es especialista en psiquiatría en el Hospital Universitario Clínico San Carlos (Madrid). Es máster en Neurociencia, doctora por la Universidad Complutense de Madrid y docente universitaria. Ha coordinado la sección de Neurociencia Clínica de la AEN (Asociación Española de Neuropsiquiatría), ha publicado diversos artículos científicos y actualmente realiza una importante actividad de divulgación en salud mental a través del pódcast “De piel a cabeza”, su canal de Instagram @dr.rosamolina y otros medios de comunicación.

    Querido lector y lectora del libro “Tus microtraumas” te extraigo tres aprendizajes sencillos y útiles para el desenvolvimiento personal:

1. La diferencia entre el trauma y el microtrauma.

2. La influencia del estrés causado por los microtraumas en la inflamación de bajo grado.

3. La estrategia final para la superación de los microtraumas.

Y me despido explicando la expresión que me encantó: “Crece silenciosamente”.

    En el capítulo 3 titulado el trauma no es un hecho es un proceso, la psiquiatra nos plantea la siguiente pregunta: ¿Trauma o microtrauma?

    “Hasta ahora, al hablar de sucesos traumáticos hemos evocado fundamentalmente situaciones graves como catástrofes naturales, agresiones, guerras, violaciones, y es normal, porque es la forma más destacada en la que se entiende el trauma a pie de calle y la más sencilla de visualizar. Sin embargo, en la actualidad sabemos que hay hechos aparentemente menores que pueden llegar a producir, en determinadas circunstancias, el mismo daño que un trauma mayor.

    Hablamos de situaciones que no son de “alto voltaje”, no son una amenaza para la vida o integridad del sujeto, pero que para algunos individuos se convierten en sucesos traumáticos que dejan una huella duradera. Esto muestra que el concepto restrictivo de trauma que habitualmente usamos en la clínica no responde a todo lo que vemos.

    Por ejemplo: una ruptura de pareja o recibir críticas en el trabajo, que se consideran situaciones estresantes para cualquier individuo, pero que generalmente solo desestabilizarían durante un tiempo limitado al sujeto, podrían sin embargo convertirse en un suceso traumático para algunas personas, que pueden precisar ayuda o tratamiento psicológico para superarlas. Esto puede estar causado por su interacción con una vulnerabilidad previa del sujeto o bien por el efecto acumulativo de diversos sucesos similares, es decir, por su tendencia a repetirse en el tiempo. Y aquí es donde entra el concepto de microtrauma (o trauma con t minúscula o t pequeña).

[…]

    Para entender mejor la diferencia entre trauma y microtrauma, podemos imaginar los primeros como sucesos que rompen nuestro equilibrio psicológico en un abrir y cerrar de ojos mientras que los segundos causan una erosión continua y progresiva, pero no por ello menos dañina. En ambos casos, la consecuencia es una herida abierta que duele y hay que tratar.

    La psicóloga irlandesa Noreen Barron lo describía así en su perfil de Instagram: teniendo en cuenta que los sucesos traumáticos son estresantes y, por lo tanto, aumentan nuestros niveles de cortisol, que es la hormona del estrés, el trauma equivaldría a una taza llena de cortisol, y el microtrauma, a la suma de veinte cucharadas.

    Estos microtraumas quedan en nuestro interior influyendo y marcando nuestras emociones, pensamientos y conductas”.

 Molina, R. (2023): “Tus microtraumas. Cómo identificar tus heridas emocionales para que tu pasado no condicione tu futuro”. (pp. 71, 76 y 77). Paidós.


    En el capítulo 2 Características del trauma Rosa Molina nos cuenta cómo el trauma o microtrauma pueden ocasionar una inflamación de bajo grado:

     El estrés crónico que provocan las experiencias traumáticas y microtraumáticas se traducen también en alteraciones del sistema inmune, endocrino e incluso digestivo. Por ejemplo, un alto nivel de cortisol sostenido en el tiempo puede alterar la microbiota intestinal y contribuir a la inflamación de bajo grado, un fenómeno que el destacado neuroendocrinólogo y experto en estrés Robert Sapolsky aborda en su libro ¿Por qué las cebras no tienen úlceras?, donde explica que esta inflamación de bajo grado se relaciona con todo tipo de problemas de salud como enfermedades cardiovasculares, digestivas, obesidad, depresión y ansiedad.

    La inflamación de bajo grado es un estado de inflamación crónica y de bajo nivel que persiste en el cuerpo durante períodos prolongados de tiempo. En comparación con la inflamación aguda, que es una respuesta inmediata y temporal del sistema inmune, la de bajo grado es de menor intensidad, pero tiende a cronificarse. Sus causas se relacionan con el estrés crónico, la obesidad, la falta de actividad física, la mala alimentación o la exposición  a ambientes relacionales tóxicos. A pesar de ser un mecanismo natural, la respuesta inflamatoria mantenida en el tiempo frente  a este tipo de situaciones puede ser perjudicial para la salud y se relaciona con enfermedades cardiovasculares, autoinmunes, neurodegenerativas (como la enfermedad de Alzheimer) e incluso con ciertos tipos de cáncer.

    La inflamación de bajo grado es difícil de detectar, porque no acostumbra a mostrar síntomas evidentes. Sin embargo, se está empezando a relacionar con determinados marcadores en sangre, como la proteína C reactiva (PCR), entre otros. La forma de combatir esta inflamación de bajo grado consiste en adquirir determinados hábitos considerados antiinflamatorios, como el ejercicio físico, la dieta saludable, el descanso suficiente o la gestión del estrés”.

    Molina, R. (2023): “Tus microtraumas. Cómo identificar tus heridas emocionales para que tu pasado no condicione tu futuro”. (pp. 63 y 64). Paidós.


    Crece silenciosamente” es lo que te deseo mi querido lector o lectora.

    Como cuenta Rosa Molina:

    “A veces lo que necesitamos es silencio para poder recomponernos y también para poder crear. Confucio decía: “Una semilla crece sin sonido, pero un árbol cae con un ruido enorme. La destrucción tiene ruido, pero la creación es silenciosa. Este es el poder del silencio”, Crece silenciosamente.

    Necesitamos más silencio y menos ruido en nuestro día a día, y esto es aplicable a muchas facetas de nuestra vida. Estamos en la era de la multitarea y el ruido mental. A veces modificar ciertos hábitos nos puede proporcionar mayor bienestar y calidad de vida”.

    Molina, R. (2023): “Tus microtraumas. Cómo identificar tus heridas emocionales para que tu pasado no condicione tu futuro”, (p. 244). Paidós.

     “Aprende, comparte y sonríe”. (Ins.:@iglesias.paulino)

    Un saludo muy afectuoso.

    Paulino.