“La inflamación es la enfermedad
silenciosa”. Así lo aseguró la nutricionista y dietista integrativa Sandra Moñino (@nutricionat_) con más
de 500.000 seguidores en redes sociales, que presentó, junto a la nutricionista
Amil López Viéitez (Vigo), el viernes 24 de mayo 2024 en el Club Faro su libro:
“Adiós a la inflamación. Cómo prevenir y
tratar enfermedades, retrasar el envejecimiento y perder peso” (Harper
Collins).
Así nos presenta Sandra Moñino su
libro en la contraportada:
“Aumento de peso, problemas en la
piel, dolores de cabeza o patologías como la diabetes, el hipotiroidismo, la
esclerosis múltiple, el cáncer o la depresión podrían deberse a una inflamación
crónica.
En
este libro descubrirás que una dieta adecuada, hábitos saludables y una buena
gestión de las emociones son primordiales para desinflamarte y recuperar tu
salud”
Facilitar la digestión es uno de los
objetivos que Sandra Moñino nos recomienda alcanzar para evitar la inflamación
crónica o de bajo grado. A continuación te relato tres prácticas alimentarias muy
sencillas que facilitan nuestras digestiones, como son evitar las harinas
refinadas y el gluten, preparar los alimentos con almidón para que sean almidón
resistente y evitar el abuso de bebidas durante las comidas. Luego acabo mi publicación
con un caso clínico, que tanto me gustan, muy cercano a la autora.
¿Por qué las harinas refinadas y el
gluten nos inflaman?
Uno de los retos antiinflamatorios es sentir las digestiones que nos producen los diferentes alimentos a cada uno de nosotros o nosotras, descubriendo aquellos alimentos que nos facilitan o dificultan la digestión.
“Las harinas refinadas hacen el mismo efecto del azúcar en el cuerpo, también nos elevan los picos de glucosa en sangre y es el alimento perfecto para las bacterias malas. Son harinas que han pasado por un proceso en el que se les elimina la capa exterior, que es donde se encuentra la fibra y el pequeño valor nutricional que pueden tener estas. Son muy consumidas por la población en general, pues se utilizan en la gran mayoría de productos procesados y de panadería. Sobre todo el trigo que, en la actualidad, está muy adulterado.
En general, ninguna de estas harinas me parece nutricionalmente interesante, aunque se trate de harinas integrales. Son alimentos que catalogo como vacíos. El pan, la pasta y los cereales, aunque sean integrales, no nos aportan mucho en el organismo, tan solo contienen un poco de fibra y son muy ricos en omega 6. Como detallaremos más adelante, abusar de los omega 6 provocará inflamación en el cuerpo y la fibra que contienen la podemos conseguir de otros alimentos como las verduras, que proporcionan más nutrientes.
Otro de los problemas con este tipo de harinas, sobre todo con el trigo, es la cantidad de gluten que contienen.
Al leer esto pensaremos: “Pero si no soy celíaco ni sensible al gluten, ¿qué problema hay con su consumo?”. Hace muchos años la gente comía pan y no tenía inflamación ni molestias, pero en la actualidad el trigo y el pan no son lo mismo. El trigo está adulterado, como hemos dicho, debido a las modificaciones genéticas y los pesticidas que se utilizan. Por otro lado, el pan de antes ya no es el de ahora, hoy le añaden aditivos a la hora de elaborarlos y las fermentaciones no son lentas. Todo esto hace que la digestión sea más difícil. Además, se consumen muchas harinas y pan, por lo que el esfuerzo que hace el organismo es triple. No es lo mismo digerir un trocito que una barra entera. Para entender esto mucho mejor es importante hablar de lo que es el gluten.
El gluten es la proteína presente principalmente en el trigo, pero también lo contienen la espelta, el centeno, la cebada y la avena —por contaminación cruzada—. Contiene dos proteínas principales, la gliadina y la glutenina, que son de difícil digestión para nosotros. El sistema inmune los detecta como una sustancia peligrosa, atacándole y provocando inflamación. Además, se ha comprobando que la gliadina genera la liberación de una proteína llamada zonulina. Esta se encarga de regular la entrada de sustancias desde el intestino delgado hacia el torrente sanguíneo. Sí, es uno de los guardias de seguridad de los que hablábamos en el capítulo de la disbiosis intestinal, los que nos protegen para que no se produzca impermeabilidad en el intestino y no pueda entrar cualquier sustancia a la sangre para hacernos daño. Como consecuencia de la liberación de la zonulina, abrirá las uniones estrechas de este, aumentando su permeabilidad.
Esa inflamación y la permeabilidad
intestinal ocasionada pueden agravar o unirse a otros factores, provocando
enfermedades crónicas inflamatorias o autoinmunes como las que hemos nombrado
hasta ahora. Incluso en niños se ha
relacionado con el desarrollo del autismo.
Moñino, S. (2024): “Adiós a la
inflamación. Cómo prevenir y tratar enfermedades, retrasar el envejecimiento y
perder peso (pp.185-187).
HarperCollins.
¿Cómo facilitar la digestión de los
productos que contienen almidón?
“El
almidón resistente es una forma especial de almidón que se obtiene tras la
cocción y el enfriamiento durante al menos doce horas de algunos alimentos.
Esto ocurre con el arroz, las legumbres, la avena, el plátano macho, la patata
o el boniato. Estos alimentos contienen almidón de forma natural, el cual es
difícil de digerir y es necesario cocinar para hacerlo más accesible.
Una vez los cocinas y los dejas
enfriar doce horas, a este almidón se le llama resistente porque a diferencia
de los normales, que se descomponen y se absorben en el intestino, este
“resiste” a la digestión del intestino delgado, llegando intacto hasta el colon,
donde sirve como fuente de alimento para las bacterias buenas que se encuentran
concentradas en esta parte del intestino, haciendo que sigan creciendo y
reproduciéndose.
Esto puede ayudarnos a mejorar nuestra
salud digestiva y a fortalecer nuestro sistema inmune. Por otro lado, estos
carbohidratos nos aportarán menores índices glucémicos respecto a los que no
han sido enfriados, por su mayor cantidad de fibra procedente del almidón resistente.
Además tiene muchos beneficios respecto a la pérdida de peso, como veremos en
el capítulo 12.
Es importante destacar que no todos
los almidones resistentes son iguales, y su efecto en la salud variará
dependiendo del alimento del que proceda y de su preparación. Mi recomendación
es que intentemos aprovecharlo siempre que podamos cuando comamos todos estos
alimentos ricos en almidón, pero que prioricemos los tubérculos, como decíamos
al inicio del apartado”.
Moñino, S. (2024): “Adiós a la
inflamación. Cómo prevenir y tratar enfermedades, retrasar el envejecimiento y
perder peso (pp. 195,196).
HarperCollins.
¿Conoces esta práctica diaria que no
facilita la digestión?
Yo era una de esas personas que tenía
la costumbre de beber agua antes de las comidas para llenar el estómago y así tomar
menos alimentos; pero, parece ser que eso no es nada favorable para
facilitar las digestiones:
“Beber
cualquier bebida en exceso justo antes de las comidas y durante estas podría
diluir el ácido clorhídrico del estómago y hacer que actúe peor en la digestión
de los alimentos que consumamos en esa comida. Esta hipoclorhidria puede
hacer que nos genere reflujo gastroesofágico y con ello notemos esa repetición
de la comida con sabor agrio/ácido. Por otro lado, puede hacer que al intestino
lleguen los alimentos sin digerir y acompañados de parásitos que tendrían que
haber muerto con ese ácido del estómago si no hubiese estado diluido. De este
modo llega todo el mejunje sin haber pasado esa primera barrera que forma parte
de nuestra digestión, y es de vital importancia debido a que está relacionado
con procesos proinflamatorios y prevalencia a una permeabilidad intestinal.
También he de decir que no a todo el
mundo le ocurre esto, por eso es importante que nos observemos y nos hagamos
las pruebas pertinentes en el caso de tener síntomas de hipoclorhidria. No
obstante, si queremos beber grandes cantidades de agua, es mejor hacerlo media
hora antes de empezar a comer o una hora después”.
Moñino, S. (2024): “Adiós a la
inflamación. Cómo prevenir y tratar enfermedades, retrasar el envejecimiento y
perder peso (p. 234).
HarperCollins.
¿Qué enfermedad padece el marido de
Sandra Moñino?
Del capítulo 7 bajo el título: “La
salud está en nuestras manos. Enfermedades autoinmunes y cáncer” te extraigo un
caso clínico muy personal.
Resulta muy curioso como la mayoría de
las investigaciones se realizan a raíz de experiencias sufridas por la propia persona
—como ya contó Sandra en la charla del Club Faro— o por sus familiares más
cercanos, como su abuela o su marido. Te cuento el caso clínico de su marido:
“Existen muchas enfermedades autoinmunes y no
podemos hablar de todas en particular, pero sí quiero repetir y remarcar que
todas se pueden prevenir, tratar, mejorar sintomatologías e incluso volver
neutrales. ¿Y qué significa esto último? Que
podemos tener la enfermedad sin síntomas y sin medicarnos gracias al buen
manejo del sistema inmunitario. ¡Me encanta escribirlo una y otra vez!
Como te decía, mi paciente cero fue mi
marido. A él le diagnosticaron esclerosis múltiple (EM) a raíz de sufrir una
neuritis que le ocasionó la pérdida de la visión de un ojo hace unos años. No
le pusieron medicación, pues los daños eran muy leves. No todo el mundo tiene
la suerte de perder la visión de un ojo en su primer brote ni topa con
profesionales que sepan relacionarlo con EM. No obstante, en ese momento se nos
vino el mundo encima.
Averigüé que la esclerosis múltiple
era una enfermedad autoinmune y que como tal su avance y sintomatología se
rigen por la alimentación y el estilo de vida. Me di cuenta de que podíamos
controlarla o al menos hacer que no fuese a más. Y así lo hicimos. Esto nos
impulsó a empezar a investigar sobre ella. Y digo “nos” porque él también
comenzó a indagar y hacer cursos conmigo mientras lo poníamos en práctica
juntos. Es entonces cuando aprendí realmente sobre nutrición antiinflamatoria.
Cada día me atrevía a tratar pacientes de forma más profunda y a explorar sobre
los síntomas, analíticas y sensaciones de estos.
Su neuróloga nos dice que no se
explica el caso de Alberto, que con los años que lleva ejerciendo y tratando a
pacientes con EM nunca ha visto algo igual. Además, al mismo tiempo, veíamos muchos
casos de éxito en consulta con pacientes con enfermedades autoinmunes. Hoy por
hoy sigue sin medicación tras cinco años del diagnóstico. Las lesiones que tuvo
al inicio han sido las únicas hasta ahora e incluso en las resonancias se
observa cómo algunas ni se ven porque están empezando a cicatrizar. Eso sí, hay
que destacar que no es solo suerte y azar —seguro que también la hay—, pues
detrás de esto hay un esfuerzo inicial por cuidarse y estar sano, algo que
finalmente se convierte en rutina y sin lo que no puedes vivir porque te
encuentras tan bien, que tu cuerpo te pide volver. Su alimentación es
antiinflamatoria, se realiza analíticas completas cada seis meses para revisar
nutrientes y parámetros importantes, toma los suplementos necesarios y su estilo
de vida es muy sano. Esto es lo que hace que se encuentre mejor que antes de
que le diagnosticaran la enfermedad.
Quiero aclarar que mi marido no está
tomando medicación porque su neuróloga, debido a las mínimas lesiones que tuvo
al inicio y sus inmejorables avances, ha decidido no medicarlo. No todos los
casos son iguales y la medicación a veces es necesaria. Nunca hay que
eliminarla o reducirla porque sí, pues esto lo tiene que valorar un médico
especializado en la enfermedad. Podemos
pedir segundas, terceras o cuartas opiniones, pero jamás actuar por nuestra
cuenta.
Moñino, S. (2024): “Adiós a la
inflamación. Cómo prevenir y tratar enfermedades, retrasar el envejecimiento y
perder peso” (pp. 132, 133).
HarperCollins.
“Descubrir el significado de la
inflamación ha sido un antes y un después. Gracias a ello he conseguido en mis
pacientes mucho más de lo que nunca me hubiera imaginado. Revertir enfermedades
crónicas, conseguir reducir su medicación, eliminar síntomas de patologías,
mejorar su calidad de vida, pérdidas de peso a largo plazo que parecían
imposibles y un largo etcétera. Es
increíble lo que se puede lograr al llevar una alimentación antiinflamatoria”.
“Aprende, comparte y sonríe”.
(Ins.:@iglesias.paulino)
Un saludo muy afectuoso.
Paulino.
Vídeo de presentación: