Antonio Valenzuela (Instagram: @antoniovalenzuelacanovaca) estuvo en el Club Faro (MARCO, Príncipe, 54) en
Vigo el 21 de octubre de 2022 y nos presentó su libro: “Hijos de la adversidad.
Cómo fortalecer tu salud a través de hábitos ancestrales” publicado por
Alienta Editorial.
Antonio Valenzuela es fisioterapeuta, master en psiconeuroinmunología clínica y experto en terapia ortomolecular. Antonio dirige, junto a su pareja, un centro de fisioterapia y salud integrativa, y da consejos para un estilo de vida saludable en redes sociales.
LA CHARLA
Antonio Valenzuela y Carolina
Neira (periodista especialista en salud) nos regalaron una tarde
maravillosa llena de alegría y sabiduría. Al principio, Antonio con su acento
granadino nos mostró una presentación sobre algunas de las ideas que desarrolla
en su libro “Hijos de la adversidad”. Ideas como que la comodidad de la
sociedad actual no nos está haciendo más felices y nos mostró una estadística
del aumento de suicidios en los último años. Y citando a Robert J. Waldinger y
a Dan Gilbert nos enumeró los elementos de la felicidad:
- Relaciones
de calidad
- Propósito
- Gratitud
- Naturaleza
Y sobre la naturaleza nos mostró unas
fotos de su visita este verano a la Fraga del Eume y nos animó a tomar “baños
forestales”, a volver a “casa”, a la naturaleza y a alejarnos de las ciudades
que nos enferman. También nos enseñó una foto de una tribu cazadora-recolectora
actual, donde sus poblaciones, a diferencias de nuestra sociedad occidental, no
padecen enfermedades crónicas gracias a su estilo de vida.
Luego llegó el turno de las preguntas
de Carolina Neira, y en una de las respuestas, Antonio nos habló la hormesis:
proceso por el cual exponemos a nuestro cuerpo a los estresores evolutivos —movimiento,
frío, calor, fitonutrientes, ayuno…— en una dosis terapéutica para activar en
el organismo vías protectoras. Y en la última pregunta de Carolina sobre
los resultados de su libro, Antonio reconocía de que estaba sorprendido por el
éxito de este, sobre todo por la cantidad de personas que a través de las
redes sociales reconocían que estaban probando incorporar a sus vidas esos
hábitos ancestrales que fortalecen nuestra salud. Luego Carolina abrió el
turno de preguntas del público y yo aproveché para agradecerle a Antonio su
visita a la Puerta del Atlántico (Vigo), contarle lo mucho que me gustó el
libro y confesarle que yo también estoy probando algunos de esos hábitos.
Y para redondear la tarde no podían
faltar las sorpresas, como la visita de Sari Arponen (@drasariarponen), autora de “¡Es
la microbiota, idiota” y de “El sistema inmunitario por fin sale del
armario” y el susto que se llevó una chica del público a la que le tocó el
libro que sorteó Antonio entre todos/as nosotros/as.
Finalizó la charla con la firma de
libros que podéis ver en las fotos.
PRÓLOGO
A medida que iba leyendo el libro, yo
iba poniéndome a prueba en algunos de esos hábitos ancestrales que desarrolla
en el libro y esta motivación fue en parte debido a lo que comenta su
prologuista Nestor Sánchez (@nestorregenera) fundador de la Clínica Regenera
(@renera_pni) sobre el énfasis del autor en convencerte de que puedes mejorar
salud integral incorporando algunos hábitos muy sencillos a tu estilo de vida:
” Quizá por el hecho de que Antonio
también ha sido paciente, en este libro no sólo explica conceptos y
herramientas, sino que pone mucho énfasis en lo que debes hacer para que
esta vez sí tengas éxito en llevarlas a cabo. Así que, compañero, como te
dije al principio prepárate; tu vida está a punto de cambiar. Te deseo lo
mejor”.
De las doce herramientas que Antonio
Valenzuela te explica a lo largo del libro, yo te voy a extraer alguna de esas
herramienta más novedosas y que estoy intentando incorporar a mi estilo de
vida.
CAPÍTULO
1. MI VIAJE PERSONAL
De este capítulo os rescato su relato personal sobre su genética, que me hace mucha gracia y en el que ya nos deja claro que la genética no puede ser una disculpa para que no mejores tu salud y bienestar:
“Si eres de las personas que le echan la culpa a su “mala genética” (asúmelo, es más fácil buscar culpables que soluciones), tengo que decirte que esto tampoco es excusa para no mejorar: tu genética no determina tu destino. En mi caso, mi carga genética me hace ser un 70 por ciento más propenso a ser obeso que la media. Soy portador del temido gen de la obesidad, el FTO (del inglés fat mass and obesity-associated), que básicamente altera los niveles de la hormona del hambre, la grelina, y hace que las comidas de alto contenido calórico sean micho más apetecibles (te conviertes en un yonqui de los donuts y las hamburguesas. Por si fuera poco, científicos de la Universidad de Granada descubrieron la relación de este gen “tan gracioso” con la depresión (casi ná, gordo y deprimido). ¡Ah! Se me olvidaba decirte que mis problemas de piel y el hipotiroidismo también tienen un fuerte componente genético. Como digo en mis conferencias: “Mis padres me hicieron con mucho cariño, pero con poco empeño”. Fuera de bromas, es cierto que la genética puede suponer un hándicap; tendrás que esforzarte un poco más que la media para conseguir los mismos resultados, pero así disfrutarás tus logros más que la media”.
Valenzuela, Antonio (2022): “Hijos
de la adversidad. Cómo fortalecer tu salud a través de hábitos ancestrales”. (pp.21
y 22). Alienta editorial.
CAPÍTULO 3. HORMESIS: POR QUÉ LO ANCESTRAL TE CONVERTIRÁ EN ANTIFRÁGIL
Este es el principio científico en el
que se basa su libro:
“El término hormesis (acuñado
por Mattson) hace referencia al proceso por el cual exponemos nuestro cuerpo a
estos estresores evolutivos en una dosis terapéutica para activar en nuestro
organismo vías protectoras contra multitud de patologías.
Mientras que nuestros antepasados
morían por hambre e infecciones repetitivas, exposición al frío o al calor,
periodos de ayuno, suciedad y consumo regular de determinadas sustancias
presentes, generalmente, en plantas de sabor amargo, la realidad es que
estos estímulos, aplicados en dosis óptimas; activan en nuestro organismo vías
protectoras contra multitud de patologías. En otras palabras, proporcionan
activadores horméticos.
Son factores como:
·
El ejercicio físico.
·
El ayuno intermitente.
·
La suciedad natural.
·
La exposición al frío (por ejemplo, con duchas
de agua fría).
·
La exposición al calor (por ejemplo, una
sauna).
· Los retos cognitivos.
·
Fitoquímicos y determinados nutrientes.
Ante la enfermedad, tendemos a pensar
que nuestro cuerpo nos está traicionando, pero quizá la traición corre de
nuestra cuenta al privarlo de los estímulos necesarios a los que está adaptado
para funcionar óptimamente”.
Valenzuela, Antonio (2022): “Hijos
de la adversidad. Cómo fortalecer tu salud a través de hábitos ancestrales”. (pp.39-41).
Alienta editorial.
Intensas investigaciones científicas
desarrolladas a lo largo de los últimos diez años, tanto en personas sanas,
sedentarias o atletas de alto nivel como en otras con diferentes síndromes y
patologías, han constatado cómo incorporar en nuestro día a día pequeños
desafíos ancestrales para los que nuestros genes están preparados a responder
funciona como verdadera medicina contra los efectos nocivos de la vida moderna”
A lo largo del libro Antonio te facilita las herramientas para que realices la hormesis en tu día a día de forma muy sencilla y poco a poco mejores tu estilo de vida y tu salud.
CAPITULO
9. NACIDOS PARA MOVERNOS
Esta frase me llamó mucho la atención
porque me resultaba contradictoria, pero al leer su explicación la comprendí y
dice:
“El ejercicio no compensa el tiempo
sedentario”
“Por cada hora que permaneces sentado,
tu cuerpo comienza a inflamarse, tus articulaciones se anquilosan, tus músculos
se tensan y algo que es aún más preocupante: empiezas a volverte resistente a
la insulina y a depositar grasa tanto en el hígado como el corazón.
Tendemos a confundir el deporte con
una vida activa. Pero hoy en día sabemos que pasar una hora en el gimnasio
haciendo deporte no compensa todo un día sentado. La ausencia de movimiento
es peligrosa para la salud incluso si haces suficiente deporte.
Esto no quiere decir que el ejercicio
no sea útil, beneficioso y necesario para la salud. Solo significa que el
ejercicio físico por sí mismo no es suficiente para eliminar los efectos del sitting.
Entonces, ¿Cuál es la solución? ¿Cómo romper el tiempo sentados? La respuesta
muy obvia: ¡levantando el culo de la silla/sillón/sofá cada poco tiempo! En
otras palabras, romper el tiempo sentados, como se dice en inglés, hacer sitting
breaks, con esto borrarás de un plumazo los efectos perniciosos de
permanecer sentado”.
Valenzuela, Antonio (2022): “Hijos
de la adversidad. Cómo fortalecer tu salud a través de hábitos ancestrales”. (pp.187
y 188). Alienta editorial.
Antonio (como fisioterapeuta) nos lo
pone muy fácil para practicar el sitting breaks:
“Concentrarse en el trabajo (o en la
serie que estés viendo) está genial, pero, te guste o no, es conveniente romper
cada treinta o, como máximo, cuarenta y cinco minutos el tiempo que permaneces
sentado (y no para salir a fumar). Así que ya sabes, ponte de pie y haz algún
pequeño movimiento o ejercicio durante sesenta segundos. Esto te protegerá
contra la enfermedad. En la medida de lo posible, es recomendable que el minuto
de ejercicio sea de una intensidad vigorosa (el corazón debe acelerarse por
encima de ciento diez pulsaciones por minuto). Unas sentadillas, unas
flexiones, unos saltos o subir y bajar las escaleras rápido son ejemplos de
buenos sitting breaks”.
Valenzuela, Antonio (2022): “Hijos
de la adversidad. Cómo fortalecer tu salud a través de hábitos ancestrales”. (pp.190
y 191). Alienta editorial.
En el apartado “Camina en ayunas”
Antonio nos explica otra de sus herramientas y que nos justifica del siguiente
modo:
“Aunque parezca evidente, muchas veces
olvidamos que las manera en que los humanos hacemos ejercicio no se estableció
ni en los gimnasios, ni en las pistas de atletismo. La estableció nuestra
biología evolutiva” …
¿Cuándo crees que un cazador-recolector decidirá moverse? ¿Justo después de comer algo que ha cazado o recolectado? ¿O cuando el hambre apretara y no encontrara nada en los alrededores? Evidentemente, cuando existiera la necesidad de moverse. Lo que ocurre es que, cuando el cerebro se percata de que no existe comida en la inmediata proximidad, moviliza al cuerpo para procurarse alimento. Así fue y así estamos diseñados. Tu cerebro no puede sentir motivación para moveré se si ya llenaste tu barriga. Si no tienes ninguna necesidad, dado que tu comida y tu supervivencia están aseguradas, moverse no tiene sentido. Por el contrario, en ayunas, el movimiento se inicia desde tu cerebro emocional (que te pide que vayas a buscar comida), y entonces se produce un neurotransmisor llamado dopamina que aumentará tu motivación y te hará más tolerante a la fatiga. El cuerpo entiende que tiene que reaccionar para sobrevivir.
Además, caminar en ayunas facilita enormemente que puedas usar la grasa que tienes acumulada en tu cuerpo como combustible: es lo que se conoce como flexibilidad metabólica. Podemos conseguirlo preferiblemente de buena mañana, antes de desayunar, o bien cuatro horas después de la última comida.
Otro de los grandes beneficios de
movernos en ayunas es el aumento de activación de los procesos de autofagia
celular. Si recuerdas, se trata de aquel mecanismo de reciclaje celular que
resulta lo más parecido que existe al elixir de la eterna juventud".
CAPÍTULO
10. ALIMENTACIÓN ANCESTRAL
“Como ya sabes, uno de los
postulados principales de este libro es que todas las enfermedades crónicas
modernas son, en gran medida, fruto del conflicto entre lo que esperan recibir
nuestros genes y los estímulos que en realidad reciben”.
Valenzuela, Antonio (2022): “Hijos
de la adversidad. Cómo fortalecer tu salud a través de hábitos ancestrales”. (p.
207). Alienta editorial.
Los genes que heredamos sobrevivieron
entre uno y dos millones de años alimentándose como cazadores-recolectores
(de la caza, la pesca y recolección); entre 8.00 y 10.000 años como agricultores
y ganaderos (producen su propia comida) y los 100 o 200 años como
trabajadores urbanos (compran la comida); como cuenta Antonio en un cuadro
sobre cómo ha variado nuestra alimentación en la historia evolutiva y nos
propone la siguiente herramienta alimenticia:
“Y es que, como ya sabes, la comida es
mucho más que calorías, proteínas, hidratos de carbono y grasas. La comida es
medicina; una buena alimentación es sanadora y restauradora, y gran parte del
poder curativo de la comida se encuentra en los fitonutrientes, unas
sustancias bioactivas de los alimentos de origen vegetal que se comunican con
las células del cuerpo y cambian su funcionamiento al aportar beneficios
antiinflamatorios, desintoxicantes, antioxidantes y equilibradores de nuestras
hormonas. Estos fitonutrientes, también llamados fitoquímicos, de
los que existen más de veinticinco mil, se hallan en el color de las frutas y
verduras: cada color representa una familia de compuestos curativos. La acción
de los fitoquímicos en el organismo es un claro ejemplo de hormesis, ya que
estos compuestos, muchos de ellos con un sabor amargo, son un mecanismo de
protección de las plantas en respuesta al estrés ambiental. Cuando los
ingerimos en pequeñas cantidades, se comportan como agentes levemente tóxicos
con un efecto hormético en nuestro organismo. En otras palabras, nos
aprovechamos de la hormesis de las plantas para inducir hormesis en nuestro
organismo. Entre los fitoquímicos más conocidos y estudiados con efectos
horméticos están la curcumina de la cúrcuma, los estilbenos (resveratrol) de
los frutos del bosque y la uva morada, las catequinas del té y del chocolate
negro, el sulforafano de las verduras crucíferas (familia de las coles), la
alicina de la familia Allium (ajos, cebollas, etcétera), los
fitoquímicos del café y los polifenoles del aceite de oliva virgen extra".
CAPÍTULO
11. AYUNA MINÍMAMENTE (EL CUÁNDO IMPORTA TANTO COMO EL QUÉ)
Para terminar, no puedes perderte otra
de sus herramientas como el ayuno:
“Cuando decidimos que queremos dar un
cambio a nuestra vida y cuidar nuestra salud, una de las opciones más acertadas
es mejorar la calidad de nuestra alimentación. Sin duda, seguir una
alimentación ancestral será un punto de inflexión en la calidad de tu vida.
Pero muy a menudo olvidamos que no solo importa lo que comemos, sino cuando lo
comemos. No me cansaré de repetir que somos hijos de la adversidad, pero
también de la escasez. Estamos tan adaptados a ellas que las necesitamos para
renovarnos y convertirnos en antifrágiles. El hambre ha sido el enemigo número
1 de nuestra especie durante milenios, de ahí que sea uno de los estímulos
horméticos más potentes que existen, pero también uno de los más difíciles de
gestionar. Nuestro cerebro está programado para comer cuanto más mejor, de ahí
que a muchas personas les resulte difícil, sobre todo al principio, eso de
ayunar. Pero, con un poco de constancia, nuestro cerebro termina por comprender
que no se va a morir de hambre por pasar unas horillas sin llevarnos nada a la
boca, y pasamos del desasosiego por la falta de comida al bienestar mental que
nos da ser dueños de nuestros impulsos. Hacer un ayuno diario de dieciséis
horas aporta múltiples beneficios para la salud, pero también los aporta uno de
trece horas. Así que ya sabes: que la búsqueda de la perfección no te impida
avanzar. Comprométete con la mínima dosis diaria de ayuno que puedas cumplir y
ten paciencia para ir avanzando. La idea es adoptar hábitos que mejoren tu
vida, no que te supongan un estrés añadido, por lo que te recomiendo que ayunes
mínimamente. Y desde ahí, si tú quieres, hasta el infinito y más allá”.
Valenzuela, Antonio (2022): “Hijos de la
adversidad. Cómo fortalecer tu salud a través de hábitos ancestrales”. (p.
251). Alienta editorial.
“Aprende, comparte y sonríe”. (@iglesias.paulino)
Un saludo muy afectuoso.
Paulino.