Jessie
Inchauspé es la autora de “La
revolución de la glucosa. Equilibra tus niveles de glucosa y cambiarás tu salud
y tu vida.” Editorial Diana.
La autora es una bioquímica e
investigadora que vive entre California y Francia. Está licenciada en
matemáticas por el Kings College, en Londres, y tiene un máster en bioquímica
por la Universidad de Georgetown. Su trabajo en una start-up de análisis genético en Silicon Valley le hizo darse
cuenta del poder de los hábitos alimentarios. Es la fundadora de la popular
cuenta de Instagram @GlucoseGoddess un movimiento que está ayudando a la gente a reconectar con su cuerpo.
Jessie
comparte en su libro el sorprendente descubrimiento sobre el papel esencial que
tiene la glucosa en todos los aspectos de nuestra vida, desde los antojos hasta
la fertilidad y nos indica:
“Este
libro está dividido en tres partes: (1) qué es la glucosa y a qué nos referimos
cuando hablamos de picos de glucosa, (2)por qué son perjudiciales los picos de
glucosa y (3) qué podemos hacer para evitar los picos y seguir comiendo los
alimentos que nos gustan”.
Inchauspé,
Jessie. (2025): “La revolución de la glucosa. Equilibra tus niveles de glucosa y
cambiarás tu salud y tu vida” (p. 21). Diana.
De la primera parte te extraigo la metáfora de
la cabina del avión que me encantó, porque recoge la finalidad de este blog “Lecturas para compartir” y el espíritu
de los libros de divulgación científica como el de Jessie Inchauspé y dice asi:
“Navegar
por nuestra salud a veces puede hacernos sentir como cuando echamos un vistazo
a la cabina del piloto de un avión de camino a nuestro asiento. Vemos cosas
complicadas por todas partes: pantallas, diales, palancas, luces intermitentes,
botones, interruptores, más palancas…, botones a la izquierda, a la derecha, en
el techo (ahora en serio, ¿por qué hay botones en el techo?). Apartamos la
mirada y nos sentimos agradecidos de que los pilotos sepan lo que están
haciendo. Como pasajeros, lo único que nos importa es que el avión permanezca
en el aire. En lo que concierne a nuestro cuerpo, somos los pasajeros que no
tienen ni idea, pero (ojo con el giro de la trama) también somos los pilotos. Y
si no sabemos cómo funciona nuestro cuerpo, es como si voláramos a ciegas.
Sabemos
cómo queremos sentirnos. Queremos despertarnos con una sonrisa en los labios,
sentirnos llenos de energía y emprender el día con entusiasmo. Queremos
movernos con ligereza, que no nos duela nada. Queremos pasar tiempo de calidad
con nuestros seres queridos, queremos sentirnos positivos y agradecidos. Pero
saber cómo conseguirlo no es tarea fácil. Nos abruman todos los botones. ¿Qué
tenemos que hacer? ¿Por dónde tenemos que empezar?
Deberíamos empezar con la glucosa. ¿Por qué?
Porque es la palanca de la cabina del piloto que más nos recompensa. Es la
más fácil de descubrir (gracias a los monitores continuos de glucosa [MCG]),
afecta a cómo nos sentimos de forma instantánea (porque influye en nuestra
hambre y nuestro estado de ánimo) y muchas cosas se ponen en su sitio en cuanto
la tenemos bajo control”.
Inchauspé, Jessie. (2025): “La
revolución de la glucosa. Equilibra tus niveles de glucosa y cambiarás tu salud
y tu vida” (pp. 37 y 38). Diana.
En mi
última analítica del 25 de noviembre de 2024 mis resultados en la “Glucemia media estimada” fueron de 111,2
mg/dl y mi médica de familia no me comentó nada al respecto y mi nutricionista
simplemente me comentó que tenía algo alto el azúcar en sangre. Sin embargo, después de leer este libro me di cuenta
de que soy una persona diagnosticada como PREDIABÉTICA.
Y Jessie Inchauspé
explica lo siguiente respecto a los valores de la glucosa:
“Cuando
los médicos miden la cantidad de glucosa que tenemos en el cuerpo, a menudo nos
sacan sangre y valoran la concentración de glucosa que hay allí. Pero la
glucosa no queda en la sangre. Se filtra por todas las partes del cuerpo y se
puede medir en cualquier parte.
Por eso, con un MCG (Monitor Continuo
de Glucosa) puedo medir la cantidad de glucosa que tengo en el cuerpo sin tener
que sacarme sangre: percibe la concentración de glucosa que tengo entre las
células grasas de la parte posterior del brazo.”
[…]
“Estudios
recientes han demostrado que los valores de glucosa en ayunas deberían oscilar
entre los 72 y los 85 mg/dl (comparado con los 111.2 de mi analítica, sin
comentarios). Esto se debe a que hay más probabilidades de desarrollar
problemas de salud a partir de los 85 mg/dl.
Además,
aunque nuestro nivel en ayunas nos da información acerca de si corremos riesgo
de padecer diabetes o no, no es lo único que tener en cuenta. Incluso si
nuestro nivel en ayunas es “óptimo”, puede que experimentemos picos de glucosa
a diario. Los picos son aumentos y
descensos súbitos de la concentración de glucosa después de comer, y son
dañinos.
[…]
“Así que
en este libro voy a definir los picos de glucosa como aumentos de glucosa en el
cuerpo de más de 30 mg/dl después de comer.
El
objetivo es evitar los picos, sea cual sea tu nivel en ayunas, porque lo más
problemático es la variabilidad que estos provocan. Pasarse años experimentando
picos a diario de forma repetida es lo que aumenta lentamente nuestro nivel de
glucosa en ayunas, un patrón que no descubrimos hasta que se clasifica ese
nivel como prediabético. Y para entonces, los daños ya han empezado”.
Inchauspé,
Jessie. (2025): “La revolución de la glucosa. Equilibra tus niveles de glucosa y
cambiarás tu salud y tu vida” (pp. 66 y 67). Diana.
Jessie Inchauspé
se coloca un Monitor Continuo de Glucosa (MCG) y comienza la revolución de la glucosa en su propia piel,
nunca mejor dicho, y nos cuenta:
“Hace
mucho tiempo tuve una revelación que dio el disparo de salida a mi
investigación sobre la glucosa: cómo me
siento ahora está estrechamente conectado con los picos y las bajadas de mi
curva de glucosa.
Un día, en
el trabajo —debían de ser las once de la mañana—, estaba soñolienta que apenas
podía mover los dedos para hacer clic con el ratón. Me resultaba imposible
concentrarme en lo que estaba haciendo. Así que hice un esfuerzo colosal para
levantarme, fui hasta la cocina de la oficina y me serví un enorme café solo.
Me bebí la taza entera y aún me sentía agotada. Miré mis niveles de glucosa:
estaban en una pronunciada pendiente descendiente después de un gran pico
provocado por la ingesta de una galleta con pepitas de chocolate y un toque de
sal, y un capuchino con leche desnatada para desayunar. Me sentía cansada
porque estaba en una montaña rusa glucémica.
Cuando
empecé a descubrir más cosas acerca de la glucosa, aprendí que hay un amplio
abanico de síntomas no deseados a corto plazo asociados con los picos y las
bajadas, y que son diferentes en cada persona. Para algunos, los síntomas son
sensaciones de mareo, náuseas, palpitaciones, sudores, antojos de comida y
estrés, mientras que para otros, como yo, son agotamiento y mente nublada. Y
para muchos miembros de la comunidad Glucose Goddes, un pico de glucosa también
puede suponer mal humor o ansiedad.
A largo
plazo, los procesos que los picos ponen en marcha (estrés oxidativo, glicación,
inflamación y exceso de insulina) provocan enfermedades crónicas, desde
diabetes tipo 2 hasta artritis y depresión”.
[…]
“Lo más
probable es que formes parte del 88 % de los adultos que tienen unos niveles de
glucosa desregulados y que sufras, sin saberlo, las muchas consecuencias de los
picos que te acabo de describir, tanto efectos secundarios a corto plazo como
enfermedades a largo plazo. Tanto las arrugas y el acné como los antojos, el hambre,
las migrañas, la depresión, la mala calidad del sueño, la infertilidad o la
diabetes tipo 2 son mensajes del cuerpo. Y aunque estos problemas son muy
comunes. Los descubrimientos recientes demuestran que son reversibles en la
mayoría de los casos”.
Inchauspé,
Jessie. (2025): “La revolución de la glucosa. Equilibra tus niveles de glucosa y
cambiarás tu salud y tu vida” (pp. 85, 86 y 102). Diana.
Antes de contarte tres de sus trucos
de la tercera parte del libro, Jessie Inchauspé
te aclara que “Eres
especial”, título de uno de sus últimos capítulos, y dice:
“Los trucos de este libro funcionan para
todo el mundo. Da igual quien seas, comer los hidratos de carbono al final
y añadir un entrante verde a tu comida siempre aplanará tu curva de glucosa. Un
desayuno salado es la mejor opción. El vinagre y el ejercicio físico te
permitirán comerte un pastel y a la vez mantener la salud. Sin embargo, dentro
de una categoría concreta de comida, por ejemplo, los postres, la mejor opción
para una persona puede que no sea la mejor para otra.
En
2019 ayudé a mi amiga Luna a ponerse en forma con un monitor de glucosa y ella
me ayudó con un experimento complejo. Primero, tomamos exactamente el mismo
desayuno y el mismo almuerzo, que nos provocaron picos. Luego, a media tarde,
hice galletas, saqué helado del congelador y le pedí que nos lo comiéramos a la
vez.
Lo
que pasó fue alucinante.
Yo
tuve un pico descomunal; ella, apenas. Ninguna de las dos hizo ejercicio en las
dos horas anteriores o posteriores de la ingesta, ni tomó vinagre. Puede que te
preguntes qué narices está pasando. ¿Por qué la galleta me disparó los niveles
de glucosa por las nubes y a ella no?
Esto
no fue por casualidad, ni un caso aislado. Desde 2015, equipos de investigación
de todo el mundo han llegado a ese mismo resultado tan extraño: la misma comida
puede crear diferentes respuestas dependiendo de la persona.
Estas
diferencias se deben a muchos factores: la cantidad de insulina basal, nuestra
masa muscular, la diferente microbiota intestinal, estar más o menos hidratado,
descansado o estresado, haber hecho ejercicio recientemente o no (o hacerlo
después de comer), y suma y sigue. Algunos estudios incluso descubrieron que si
piensas que estás a punto de comerte algo dulce, esto puede provocar que lo que
comas te genere un pico más grande a ti que a otra persona.
Pero
aunque los niveles máximos de nuestros picos fueron distintos, se aplica el
principio general: si Luna y yo hubiéramos comido frutos secos antes de las
galleta, ambos picos hubieran sido proporcionalmente más pequeños.
[…]
“Los
trucos de este libro funcionan con todo el mundo, no necesitas ponerte un MCG
(Monitor Control Glucosa) para utilizarlos. Pero si algún día te pones uno,
puede que descubras alimentos concretos que te van mejor a ti”.
Inchauspé,
Jessie. (2025): “La revolución de la glucosa. Equilibra tus niveles de glucosa y
cambiarás tu salud y tu vida” (pp. 257, 258 y 259). Diana.
En el “Truco 1: Come los alimentos en el orden
correcto” Jessie Inchauspé nos cuenta e ilustra con la metáfora del lavabo
y dice:
“Muy a menudo nos centramos en lo que tenemos
y lo que no tenemos que comer. ¿Pero qué pasa con cómo comemos? Resulta que
cómo comemos tiene un gran efecto en nuestras curvas glucémicas”.
[…]
¿Cuál es el orden correcto? La fibra primero,
la proteína y la grasa después, y los almidones y los azúcares lo último. Según
los investigadores, el efecto de esta secuencia es comparable a los efectos de
los medicamentos para la diabetes que se recetan para disminuir los picos de
glucosa.
[…]
“La
explicación de este efecto tan sorprendente está relacionado con el
funcionamiento de nuestro sistema digestivo. Para poder visualizarlo mejor,
imagínate que tu estómago es un fregadero y que tu intestino delgado es la
tubería que hay por debajo.
Todo
lo que comes acaba en tu fregadero, luego fluye por la tubería donde se
descompone y se absorbe al torrente sanguíneo. Cada minuto se filtra comida del
fregadero a la tubería que contiene de media tres calorías (este proceso se
llama vaciamiento gástrico).
Si
los almidones o los azúcares son lo primero en llegar al estómago, llegan al
intestino delgado muy rápido. Allí se descomponen en moléculas de glucosa que
llegan a gran velocidad al torrente sanguíneo. Esto crea un pico de glucosa”.
[…]
Por
el contrario, comer las verduras primero y los hidratos de carbono después
cambia drásticamente lo que pasa.
Empieza
saboreando el brócoli. El brócoli es un vegetal y los vegetales contienen una
gran cantidad de fibra. Tal y como hemos visto, el sistema digestivo no
descompone la fibra en glucosa, sino que va desde el fregadero, pasando por la
tubería, hasta... el alcantarillado, lentamente y sin ser modificada.
Pero
esto no es todo.
La
fibra tiene tres superpoderes: primero, reduce la acción de la alfa-amilasa, la
enzima que descompone el almidón en moléculas de glucosa. Luego, ralentiza el
vaciamiento gástrico. Cuando hay fibra presente, los alimentos gotean del
fregadero a la tubería más despacio. Por último, crea una malla viscosa en el
intestino delgado; esta malla hace que a la glucosa le resulte más difícil
llegar al torrente sanguíneo. Con estos mecanismos, la fibra ralentiza la
descomposición y la absorción de
cualquier glucosa que llegue al fregadero después de ella; el resultado es que
la fibra nos aplana las curvas de glucosa.
Cualquier
almidón o azúcar que comamos después de la fibra tendrá un efecto reducido en
nuestro cuerpo. Conseguiremos la misma satisfacción al comerlo, pero con menos
consecuencias”.
Inchauspé,
Jessie. (2025): “La revolución de la glucosa. Equilibra tus niveles de glucosa y
cambiarás tu salud y tu vida” (pp. 107, 108, 109, y 110). Diana.
Del “Truco 3: Deja de contar calorías” Jessie
Inchauspé reclama nuestra atención sobre las moléculas de los alimentos que
comes y no tanto sobre sus calorías, y explica:
¿Y lo de perder peso, depende solo de consumir
menos calorías? Antes pensábamos que sí, pero este mito también se ha desmentido. Y en el
estudio que acabo de mencionar tienes una pista: muchos de los adolescentes del
estudio empezaron a perder peso aunque estaban comiendo la misma cantidad de
calorías que antes. ¿Imposible? No, pero lo que está claro es que va en contra
de todo lo que nos han dicho durante muchos años.
De hecho,
los estudios más recientes demuestran que las personas que se centran en
aplanar sus curvas de glucosa pueden comer más calorías y perder más grasa con
mayor facilidad que quienes comen menos calorías, pero no aplanan sus curvas de
glucosa. Deja que te lo repita: las personas que siguen una dieta para aplanar
las curvas de glucosa pueden perder más peso comiendo más calorías que quienes
comen menos calorías, pero tienen picos en los niveles de glucosa. Por ejemplo,
un estudio de 2017 de la Universidad de Michigan demostró que cuando los
sujetos con sobrepeso se centraron en aplanar sus curvas de glucosa (incluso si
ingerían más calorías que el otro grupo), perdieron más peso (7,7 kilos versus
1,8) que los sujetos que comían menos calorías y no controlaban sus niveles de
azúcar en sangre.
Tiene que ver con la insulina: cuando
disminuimos los niveles de glucosa, nuestros niveles de insulina también bajan. Una
investigación de 2021 que examinó sesenta estudios sobre la pérdida de peso
demostró que la reducción de insulina es fundamental y que siempre precede a la
pérdida de peso”.
[…]
Así
que recuerda: la salud y la pérdida de peso están más relacionadas con qué
moléculas ingieres que con el número de calorías que te comes.
¿Y
esto que significa para nosotros?
Significa
que puedes añadir calorías a tu comida sin miedo, si estas ayudan a domar los
picos de glucosa de esa comida (por ejemplo, si las moléculas son fibras, grasa
o proteínas). Si añadimos una ensalada aliñada a una comida, las calorías que
añadimos son beneficiosas porque nos ayudan a mantener los niveles de glucosa e
insulina bajos, e incluso nos ayudan a que absorbamos menos calorías de lo que
comemos después de la ensalada (gracias a la malla que crea la fibra). En
comparación, nos mantenemos saciados más tiempo, podemos quemar más grasa y
ganamos menos peso.
Dale
la vuelta a este razonamiento: si añadimos más glucosa o fructosa a una comida,
se incrementan los picos, lo cual provoca un aumento de peso, más inflamaciones
y menos sensación de saciedad”.
Inchauspé,
Jessie. (2025): “La revolución de la glucosa. Equilibra tus niveles de glucosa y
cambiarás tu salud y tu vida” (pp. 140, 141, 147 y 148). Diana.
El “Truco 8: Después de comer, muévete” fue
el truco que me llevó a conocer a Jessie Inchauspé, seguir su cuenta de
Instagram y leer su libro. Y todo porque Estefanía (nombre modificado), una
antigua compañera del Colegio O Pombal y, que es diabética, me contó que lo que
más resultado le daba para controlar su glucosa era el andar media hora después
de cada comida. Me animó a que lo probase y dentro de un año, en la próxima
comida de jubilación, seguro que ya veríamos los resultados, porque esto me lo
contó en la comida de jubilación de Rosa González y Rosa Guzmán en junio de
2025. Así que este es mi reto para el próximo curso escolar 2025-2026, y Jessie
Inchauspé nos lo cuenta así:
“Hay
muchas tradiciones que recomiendan caminar después de comer, como la costumbre
india de dar “cien pasos”, y existen por un buen motivo. En cuanto a la
afluencia de glucosa (de un gran bol de arroz, por ejemplo) entra en el cuerpo,
pueden pasar dos cosas. Si permanecemos sedentarios, cuando el pico llega al
punto más alto, la glucosa inunda nuestras células y satura las mitocondrias.
Se producen radicales libres, aumenta la inflamación y el exceso de glucosa se
almacena en el hígado, en los músculos y en la grasa.
Si por el contrario, contraemos los músculos cuando la glucosa pasa de los intestinos al torrente sanguíneo, nuestras mitocondrias tienen una mayor capacidad de combustión. No se saturan tan rápido: están encantadas de utilizar la glucosa extra para fabricar ATP y proporcionar combustible a nuestros músculos en funcionamiento. En un gráfico de un MCG (Monitor Control Glucosa), la diferencia es evidente”.
Inchauspé,
Jessie. (2025): “La revolución de la glucosa. Equilibra tus niveles de glucosa y cambiarás
tu salud y tu vida” (pp. 209 y 210). Diana.
Y LA DESPEDIDA…
“Espero
que leyendo este libro hayas aprendido que los síntomas que experimentas son en
realidad poderosos mensajes. Tu cuerpo te está hablando.
Mi
objetivo ha sido llevar ciencia objetiva y actualizada al terreno de la acción,
para convertir investigaciones imparciales en herramientas realistas que te
proporcionen conocimiento sobre el funcionamiento de tu cuerpo y que te ayuden
a sentirte genial”.
Inchauspé,
Jessie. (2025): “La revolución de la glucosa. Equilibra tus niveles de glucosa y
cambiarás tu salud y tu vida” (pp. 261 y 262). Diana.
Con mucho cariño.
Paulino.
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