La doctora Rosa Molina con una amplia experiencia en neuropsiquiatría y psicogeriatría publica “Una mente con mucho cuerpo. Entiende tus emociones y cuida tu salud mental” motivada y animada por la demanda que percibe de las personas que le escriben a su canal de Instagram @dr.rosamolina ; además, de las necesidades observadas en la relación con sus pacientes.
La gran aportación de esta guía de salud mental es que
reivindica la importancia del cuerpo para conseguir ese bienestar que todos
buscamos. Desde mi humilde blog: paulino-iglesias.blogspot.com os recomiendo su
lectura; porque es muy didáctico y aporta una mirada muy novedosa a lo largo de
todo el libro, y es la estrecha relación y unidad indivisible que conforman la
“mente” y el “cuerpo”.
En el vídeo de presentación del libro, que tenéis al fin del
artículo, comenta una de las frases estrella que escuchas cuando los médicos no
encuentran una causa orgánica de una dolencia: “No le pasa nada, es
psicológico”, y como ella lo expresa en libro “como si lo psicológico no
doliese”.
En la contraportada del libro también señala la importancia
del cuerpo en la comprensión de nuestras emociones:
“¿Sabías que notar mariposas en el estómago, tener un nudo
en la garganta o que sientas que te va a estallar la cabeza no son solo frases
hechas? Se trata de sensaciones reales que se desencadenan en diferentes partes
de nuestro cuerpo cada vez que experimentamos una emoción, ya sea enfado,
tristeza o alegría, y son tan reales como el dolor de una pancreatitis. Según
la Doctora Rosa Molina, todas nuestras experiencias, emociones y sentimientos
se producen antes que nada en el cuerpo, y el sufrimiento psíquico en muchas
ocasiones solo se libera a través de sensaciones físicas. Asimismo, el cuerpo
puede ser el vehículo a través del cual incidir positivamente en nuestra mente
mediante la actividad física y el deporte, la práctica del mindfulness e,
incluso, un abrazo o una caricia en el momento adecuado”.
Molina, R. (2021): “Una mente con mucho cuerpo. Entiende
tus emociones y cuida tu salud mental”. (Contraportada). Editorial Paidós.
El libro comienza de una forma novelada relatando un caso
clínico en las urgencias del Hospital en el que trabaja y finaliza haciendo una
reflexión sobre el mismo en la que nos aclara:
“Los profesionales que nos dedicamos a la salud mental no
damos consejos, sino que usamos otro tipo de estrategias que posicionan al
sujeto en un rol activo y de control en el arduo camino que habrá de recorrer
él solo. Podemos actuar como guía o figura neutral (frente a la guía que pueden
ofrecer amigos y familiares) en la que el paciente puede mirarse, recomponerse,
asentarse en la realidad, relativizar y contextualizar”.
Molina, R. (2021): “Una mente con mucho cuerpo. Entiende
tus emociones y cuida tu salud mental”. (pág. 349). Editorial Paidós.
“Sabemos que no existen recetas mágicas ni fórmulas magistrales
para captar la complejidad del ser humano, pero el conocimiento, incluso en
pequeñas dosis es la mejor herramienta que se le puede proporcionar a una
persona”.
Molina, R. (2021): “Una mente con mucho cuerpo. Entiende
tus emociones y cuita tu salud mental”. (págs.: 22y 23). Editorial Paidós.
Uno de los conceptos que me llamó la atención y que cita un
par de veces en el libro son las “distorsiones cognitivas” que
ejemplifica en su diálogo con el joven que acudió a las urgencias
psiquiátricas:
“Durante su discurso caía de manera repetida en casi todas
las distorsiones cognitivas conocidas (una distorsión es un error en el
pensamiento que nos lleva a hacer una interpretación incorrecta de la realidad):
“Siempre me tiene que pasar a mí”, “Si no soy feliz, no quiero vivir”, “Es
terrible, nunca mejoraré…” (pensamiento dicotómico, magnificación y otras
distorsiones cognitivas”, anotaba yo mientras le escuchaba atentamente).
La teoría de la emoción construida de Lisa Feldman
que puedes consultar en el artículo de este blog “La vida secreta del cerebro”
coincide, en parte, con lo que cuenta Rosa Molina sobre los bebés en el capítulo
3: “Entender el mapa de las emociones corporales”:
“Venimos al mundo con dos sensaciones principales: el placer
y el displacer. Así, un bebé llorará tanto si tiene sueño como si siente hambre
o frustración porque no ha conseguido alcanzar un objeto. Todo ello se
manifestará como displacer. Por otro lado, experimentará placer tanto por la
satisfacción alimentaria como por el disfrute del juego. Los bebés solo conocen
estos dos polos. Seremos nosotros como adultos quienes tendremos que
acompañarlos en el largo camino de especificar o nombrar otro tipo de emociones
para que sean capaces de distinguir la culpa, por ejemplo, de la rabia, la
vergüenza o la tristeza. Porque lo que no se nombra no existe y nosotros
debemos ayudarles a expandir ese lenguaje emocional y a entender su cuerpo,
algo de suma importancia para regularse y para comprender a los demás”.
Molina, R. (2021): “Una mente con mucho cuerpo. Entiende
tus emociones y cuida tu salud mental”. (pág. 17). Editorial Paidós.
“Este término (alexitimia), acuñado por Peter Sifneos,
designa la dificultad para poner en palabras lo emocional, que pudo observarse
en pacientes con síntomas psicosomáticos que no respondían a la psicoterapia.
La alexitimia se ha categorizado como factor de riesgo en afecciones como los
trastornos de la conducta alimentaria, los trastornos afectivos y los de
ansiedad. Por eso, algunos autores han planteado que, en pacientes con
trastornos alimentarios, la comida sería una forma de lidiar con las emociones
que no son capaces de poner en palabras, que no son capaces de distinguir de
otras sensaciones corporales. Aquí el paciente estaría, literalmente
“comiéndose las emociones”.
Sobre educación rescato esta máxima que luego continúa
explicando:
“Así la educación tiene que ir en paralelo al desarrollo del
cerebro. Una máxima basada en el conocimiento neurocientífico del desarrollo
cerebral de tus hijos que siempre debes tener presente es la siguiente: Los
bebés necesitan atenciones. Los niños necesitan limitaciones. Los adolescentes
necesitan razones.”
Molina, R. (2021): “Una mente con mucho cuerpo. Entiende
tus emociones y cuida tu salud mental”. (pág.: 105). Editorial Paidós.
En el capítulo 12 del libro titulado: “La adversidad como
oportunidad” nos explica sus 7 hábitos de higiene emocional recomendados:
1. El descanso: “El descanso nocturno es uno de los
principales factores de disregulación emocional. Una buena regla mnemotécnica
para no olvidarse de ello es la siguiente. El insomnio produce las cinco íes:
irritabilidad, impulsividad, inatención, inestabilidad e incapacidad para tomar
decisiones”. Luego nos habla de los enemigos del sueño: alcohol, excitantes,
tecnología, ruido, falta de horarios fijos, hiperproductividad y enamoramiento
(sobre el que graciosamente nos comenta: “pero si hay que saltarse a algún
“enemigo del sueño”, por favor, ¡que sea este!”).
2. El ejercicio físico: “Este es mi favorito. No cabe
duda de que el ejercicio físico es uno de los mejores reguladores emocionales y
una de las mejores prevenciones en salud mental, ya que disminuyen los factores
de estrés que actúan como disparadores de muchos de los cuadros que atendemos
psiquiatras y psicólogos, entre otros profesionales”.
3. Lo social y la regulación a través del otro:
comenta que somos seres sociales y sin lo social no podríamos vivir. Con el
apoyo de una ilustración nos recuerda algo muy necesario: “La regulación
emocional es un equilibrio entre la autorregulación, y la “corregulación”
a través del otro. Cuando hablamos con los demás y explicamos nuestras
preocupaciones, nos estamos regulando mediante la escucha activa de los otros,
a través de sus miradas, de su lenguaje corporal y verbal, de la consideración
de otros puntos de vista…Sin embargo, pedir ayuda nos cuesta una
barbaridad; lo vivimos como un fracaso, como una incapacidad y muchas veces
preferimos aislarnos llevarlo todo en silencio. Quizá amparándonos en la falsa
creencia de que “si no lo digo no existe”. En ocasiones preferimos no hablarlo
ni con nosotros mismos, pero, como decíamos en el capítulo 10, lo que la mente
calla muy a menudo lo expresa el cuerpo.
Pedir ayuda, sea a un familiar, a un amigo o a un
profesional, es ya de por sí una estrategia de regulación emocional. Así que,
si te sientes desbordado y no consigues avanzar, ten esta herramienta en
mente.”
4. Perdonarte y perdonar: en el ejercicio del perdón,
como liberación, se aprecia una mejora de la salud física y mental. “La culpa
puede limitarnos; nos impide aprender y seguir con nuestra vida. Si nos
aceptamos con nuestras imperfecciones, nos tratamos de una manera amable y
afectuosa y nos perdonamos, podremos dejar de lado la culpa y sentirnos
valiosos y dignos de respeto”.
5. Cambiar para que no se repita: “Las personas con
las que nos relacionamos en la vida cotidiana, como la familia o nuestros
amigos más cercanos, constituyen un “sistema”. Dentro de estos sistemas
tendemos a repetir los mismos patrones de comportamiento”. Pero una de las mejores
formas de no repetirse e influir en los demás es cambiar uno mismo; porque, si
no consigues cambiar el sistema, al menos habrás invertido en ti mismo.
“Como dice una bonita metáfora que oí una vez: si estamos en
la orilla del mar y las olas vienen hacia nosotros, no podemos impedir que
vengan ni elegir su tamaño o su fuerza. Pero sí podemos modificar nuestra forma
de reaccionar ante ellas”.
6. Conectar con el propio cuerpo: “Conecta con el
cuerpo para liberar la mente. Relajarse, bailar, escuchar música, observar
nuestras emociones y permitirnos sentirlas…En los capítulos anteriores hemos
visto la importancia que tiene la información interoceptiva, la del interior de
nuestro cuerpo, la cual influye incluso en la toma de decisiones…Sin un cuerpo,
una mente y un “otro” con el que interactuar, posiblemente no habría un yo.
7. Poner en palabras las emociones: “Suelo decirles a
mis pacientes que el solo hecho de venir a consulta, aunque sea una sola vez, y
hacer el esfuerzo de responder a todas las preguntas que se les plantean tiene
ya un efecto terapéutico. ¿Por qué? Pues porque durante la consulta no solo les
preguntamos por sus emociones, sino que también hacemos un recorrido por su
vida y factores sociales, laborales, familiares, lo cual nos permite crear un
escenario individualizado y contextualizado. Con todo este relato, el paciente
ha traído al presente su situación personal en un espacio neutral (sin juicios,
sin cuestionamiento), lo ha puesto en contexto (pocas veces tenemos la oportunidad
de hacer un recorrido tan detallado), y, a través de la palabra, ha podido
objetivar y delimitar con precisión lo que siente. Es como si pudiésemos materializar
lo abstracto, como si pudiésemos tocarlo o apreciarlo mejor y esto le hiciese
perder fuerza o de repente nos pareciese más pequeño, se tornará más tolerable
y fácil de afrontar…Pues bien, si poner en palabras las emociones ya tiene un
efecto terapéutico por sí mismo, anotarlas en un papel es aún más efectivo.
Como dijimos en el capítulo 5, anotar nos ayuda a cambiar”.
La doctora Rosa Molina nos presenta su libro:
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